Esto puede resultar especialmente difícil durante las vacaciones, cuando los carbohidratos y los alimentos ricos en grasas están por todas partes. Tu estricta rutina de gimnasio se disuelve, junto con tus hábitos alimenticios saludables. Y, si ha perdido algo de peso o ha contado a familiares o amigos sobre su nuevo estilo de vida, ahora está bajo un escrutinio más detenido por parte de personas ansiosas por jugar al policía de la diabetes.
En lugar de avergonzarse, estresarse o simplemente darse por vencido, existen formas de modificar su rutina y mantenerse cerca de su rutina y sus objetivos establecidos.
- Dar un paseo. Si sabes que te espera una tarea intensa para comer y no puedes ir al gimnasio, sal a caminar. Salga a primera hora de la mañana o después de una comida. Invita a alguien a ir contigo. Busque otras formas de hacer algo de ejercicio, como nadar, jugar tenis o patinar, si están disponibles. O pon música y haz que todos bailen.
- Lleve un plato saludable a una comida compartida familiar. ¿A quién no le encantaría tener la oportunidad de que otra persona contribuya a una comida? Y eso te da un poco de control sobre lo que comes.
- Mira la mesa del buffet antes de tomar tu plato. Da un paso atrás y analiza tus opciones. O pregúntele al anfitrión qué se sirve para que pueda decidir qué llevar. Llene la mayor parte de su plato primero con ensaladas y verduras, luego deje espacio para las carnes y los almidones.
- Toma porciones pequeñas. Ya sea el puré de patatas con ajo de tu suegra o la barbacoa de tu prima, no querrás insultar al cocinero, pero aun así debes tener cuidado. Tome una pequeña porción del pastel de ensueño. Comparta una porción con su cónyuge u otro invitado. Sea selectivo a la hora de comer lo que realmente quiere en lugar de comer cosas porque están ahí. Practica decir "No, gracias". Honestamente, todo estará bien y te sentirás más fuerte al darte permiso para cuidar tu salud.
- Establecer límites. La familia puede ser amorosa. La familia también puede presionar botones. Aprenda a decir no a todo lo que no quiere, desde bebidas alcohólicas o azucaradas hasta comidas muy ricas o salidas en las que no cree que pueda ejercer autocontrol. Cuídate.
- Defender su posición. ¿Tu mamá te ha mirado así cuando tomaste un trozo de pastel? ¿Su cuñado ha decidido compartir su sabiduría desinformada sobre los carbohidratos? No cedas ni te estreses. Planifique con anticipación y elabore una declaración que haga saber cortésmente a los demás que no es asunto suyo. Podría ser: "Las personas con diabetes pueden comer cualquier cosa, como cualquier otra persona, es sólo una cuestión de cuánto". O "Gracias por tu preocupación, pero tengo esto bajo control". O simplemente sonríe y cambia de tema o aléjate para charlar con otra persona.
Finalmente, sea reflexivo y compasivo consigo mismo. Comer algo que no sea especialmente saludable no provocará la ira de los dioses de la diabetes. Tampoco lo será saltarse una visita al gimnasio. Es sólo un pequeño momento en el tiempo. En lugar de enfadarte por un error, considera cómo puedes aprender de él y seguir adelante con un plan más realista.