Al conectarse a Internet, puede obtener muchos consejos nutricionales. El problema es que lo que lees en un lugar a menudo entra en conflicto con la información que ves en otro lugar. Parte de esto tiene que ver con cómo se realizan los estudios científicos y cómo se pueden informar o tergiversar los resultados. En la carrera por captar nuestra atención, muchas fuentes se centrarán en estudios sensacionalistas (pero posiblemente defectuosos) o exagerarán la importancia de un estudio para respaldar una agenda sesgada. El resultado es desinformación, información contradictoria y mucha confusión.